NOVEDADES
- CURSO DE MEDITACIÓN -
.- APRENDE A MEDITAR -.
Comenzamos en octubre
Sabemos que meditar es una práctica que mantiene en óptimas condiciones la salud, tanto mental, como física, como emocional. Proporciona el equilibrio necesario para mantener la homeostasis necesaria para sentir bienestar y tranquilidad.
Te proponemos un ciclo de ocho sesiones para aprender a meditar a la vez que transitas el sendero del crecimiento interno.
Hablaremos sobre cuestiones trascendentes del ser humano para vivir una vida más plena, más consciente y con mayor capacidad de toma de decisiones y de acción adecuada.
Exploraremos diferentes técnicas de meditación, concentración y autoescucha para que encuentres la que más se adapta a ti en cada momento de la vida.
Este es el comienzo de unos ciclos, que se podrán hacer de forma independiente, con los que podrás añadir la meditación de forma asequible a tu rutina diaria, a la vez que vas explorándote y conociéndote mejor.
Eres capaz de mucho más de lo que crees. Hay grandeza dentro de cada persona. Sí, dentro de absolutamente todas las personas. Una grandeza que es infinita y eterna y que está deseando ser desplegada. Solo necesitamos encontrar la manera de activarla. Meditar es una de las llaves que abre esta puerta hacia la Luz que nos habita.
Este curso es un reto asequible y con esta práctica puede ser que cambie tu vida para siempre. ¿Sientes que esto es para ti?
jueves 18.45 - 20.15
75 € el curso completo*
*5 € de dto. si haces otra actividad en ananda.má
Imparte: Blanca Júdez - Padma, profesora de yoga y meditación
Más información y reservas: 637845400/info@yogaynutricionsegovia.es.
Queremos contarte cómo empezamos este curso 2020-2021
ananda.má, yoga y nutrición
se consolida como el espacio de consciencia y bienestar en Segovia que todas las personas necesitamos para recuperar, cuidar y mantener nuestra salud.
Carta de Blanca - Padma
Hola solete, ¿sabes?, una vez lancé un deseo a las estrellas.
Era verano de 1995, tenía 23 años y, mientras nadaba en la piscina, sentí que sería feliz si pudiera dedicar mi esfuerzo a ayudar a los demás, tanto a nivel psicoemocional como físico. Aunque no se me ocurría cómo podría combinar el cuidado psicoemocional con el cuidado del cuerpo en una misma disciplina. En ese momento no conocía el yoga… ¿fue una corazonada? Yo creo que sí.
En plena crisis existencial, con todos los ámbitos de mi vida derrumbados, por fin el yoga apareció en mi vida y encendió una luz al final del túnel en el que había estado sumergida un tiempo eterno. Esto sucedió diez años más tarde de aquella corazonada.
Vocación y profesión se unieron al comenzar a impartir clases de yoga. Fueron unos años de aprendizaje y confianza en la vida. Me entregué por completo al yoga en mi proceso y me fui fortaleciendo y enfocando… A la vez, iba compartiendo con el alumnado todo lo que el yoga me aportaba. Fue un momento de mucha formación y transformación vital.
Tras catorce años de crecimiento profesional y personal, la vida se hizo escuchar y, sin tenerlo previsto, me impulsó a crear un proyecto propio. La vida movió sus engranajes para que, de forma sencilla y mágica, naciera ananda.má, espacio de yoga y consciencia. ¡Y seis meses después, se paró el mundo!
En ocasiones, las experiencias que te he descrito hasta ahora fueron procesos de duro crecimiento y profunda valentía y honestidad. No obstante, el premio de la creciente apertura del corazón, esperaba después de cada uno de ellos. Y doy gracias por ello.
Es curioso que fuera en una piscina, mientras nadaba, donde mi corazón me dijo que iba a tener que tirarme a unas cuantas “piscinas vitales”, con confianza extrema en mis intuiciones. Y, aunque yo lo veía vacío, siempre hubo agua. Y, aunque creí ahogarme en varias ocasiones, siempre supe nadar las olas.
¿Por qué te cuento todo esto? Porque este es otro de esos momentos de incertidumbre. No solo individual, sino que estamos atravesado esta crisis a nivel global.
¿Dónde encontramos respuestas cuando lo que nos rodea solo tiene preguntas?
Mi compromiso ante esta última crisis ha sido, una vez más, escuchar mi corazón. He entrado en un proceso de silencio, de parar, de observar tanto lo de fuera, como lo que iba sucediendo en mi interior.
Probablemente puedas sentir empatía si te cuento que ha sido un proceso de miedo, tristeza, rabia, alegría por el planeta que ha podido descansar un poquito, inseguridad, pérdida… Pero entre todo ese vaivén emocional, tuve claro cuál es el papel que a mí me tocaba desempeñar en este escenario: parar y escuchar.
Ha sido difícil. No obstante, en estos meses, la oscuridad ha permitido que brotara una semilla, una nueva posibilidad. Una nueva “piscina vital” a la que tirarme con confianza.
Y ananda.má comienza este nuevo ciclo, en mitad de la crisis de crecimiento global en la que estamos sumergidos, transformándose, haciendo equipo, compartiendo dificultades y esperanzas con Noemí Redondo Useros. Doctora en nutrición, terapeuta transpersonal y creadora de una nueva mirada consciente sobre la nutrición y la alimentación. Otra puerta de entrada hacia el descubrimiento constante de las luces y sombras que todos llevamos dentro. Para vivir presente cada vez que comemos y con ello tener la posibilidad de elegir en libertad, desde lo que somos en cada momento.
Seguramente ya sabes que el yoga se apoya en cinco pilares básicos para mantener una buena salud.
En las clases de yoga nos ocupamos de cuatro de ellos: ejercicio, respiración y descanso adecuados, así como del pensamiento positivo.
La alimentación adecuada es el quinto pilar y del que se va a encargar Noemí Redondo a partir de ahora.
Siempre me ha gustado la idea de trabajar en equipo. Otro de los sueños-corazonada que me acompañan desde siempre, es la posibilidad de trabajar en equipo y de forma horizontal, sin jerarquías. Con un acompañamiento en el que todas las personas ponen a disposición sus fortalezas y se abren a mostrar sus vulnerabilidades.
Un espacio donde el apoyo mutuo genera abundancia tanto:
- en el ámbito de la salud mental, emocional y física,
- en el ámbito más espiritual, que tiene que ver con el sentido vital y la alegría genuina,
- en el ámbito económico, ecológico, sociológico…
Me guío por la intensa intuición de que aprender a trabajar en equipo con un mismo objetivo (humanitario, planetario y/o universal), es el secreto del éxito.
Cuanto más paro y escucho, más alto y claro oigo que nos necesitamos, arrimando hombro, esperando al lento, ayudando al débil, aprendiendo del lúcido, inspirándonos en los triunfos y logros de los demás. HACIENDO EQUIPO.
Estamos muy contentas de comenzar este nuevo recorrido en común, con todos y cada uno de los desafíos que supone ir juntas y avanzar dentro de un marco de libertad, creatividad, respeto y admiración mutua, no exento de retos y dificultades de puesta en común para conseguir avanzar en consenso. Estamos aprendiendo mucho, nos estamos reinventando en un momento tan delicado y descubriendo que, después de la oscuridad, llegan los primeros rayos del amanecer.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS. A todas y cada una de las personas que recibís esta carta.
Todo lo que florece, antes ha sido nutrido.
Voy floreciendo y en alguna de esas floraciones, seguramente estuviste tú nutriéndome con tu energía.
Carta de Noemí
Aquel 9 de octubre de 2019, algo dentro de mí me llevó a entrar en ananda.má con una seguridad y tranquilidad poco habituales.
Días antes, una paciente mía, a la que tengo que dar gracias infinitas, me dijo que Blanca, mi profesora de yoga con la que había estado yendo a clase, se había mudado muy cerquita de donde en ese momento estaba pasando consulta. Sentí que era una gran oportunidad para volver a contactar con Blanca, y que el espacio sería un buen lugar donde hacer comenzar a hacer talleres de Alimentación Consciente.
Mis ocho años pasando consulta de nutrición me habían aportado infinidad de experiencias y aprendizajes, y entre ellas, hubo una que hizo click en mi interior: darme cuenta que mi verdadero propósito vital y profesional iba más allá de dar consejos nutricionales y controlar el peso de las personas.
Con esa corazonada, y sin saber muy bien hacia donde me dirigía, me lancé con valentía a nuevas formaciones, entre ellas, de inteligencia emocional y alimentación consciente.
Estaba cambiando mi manera de trabajar y a pesar del miedo, la incertidumbre y el gran vacío que sentía ante el cambio, una fuerza muy grande me empujaba a seguir en esa dirección: acompañar hacia un camino nutricional duradero. Un camino en el que se siembra confianza, ilusión y constancia, y se recoge libertad, paz y bienestar interior. Un camino en el que yo misma me encontraba caminando día a día.
Estaba quitándome la bata de Doctora en Nutrición y abriendo las puertas del Alma.
Y así fue como sentí, nada más entrar en ananda.má, que el espacio me recogía con una energía muy bonita, transmitiéndome mucha paz y conexión. Las frases que intercambié con Blanca fueron suficientes para plantar la semilla de la unión y la confianza entre nosotras.
Durante los días que siguieron, hubo un movimiento interno en mi sistema familiar muy importante para mí, a la vez que comenzaba a formarme como Terapeuta Transpersonal.
Transpersonal significa “más allá de la personalidad”, es decir, observar y transformar los aspectos mentales y emocionales aprendidos a lo largo de nuestra experiencia vital, con el objetivo de conectar con nuestras verdaderas necesidades y propósitos. Sumaba a mi experiencia de años como nutricionista el valor del crecimiento personal.
Algo profundo estaba despertado dentro de mí con mucha fuerza. Sentía total confianza hacia donde me dirigía y mi relación con Blanca estaba siendo el espectador de mi cambio personal y laboral.
Su propuesta de pasar consulta no me pasó desapercibida: ya en las primeras sesiones empecé a notar se creaba una gran complicidad con mis pacientes. A la par, la gran conexión y sintonía que se estaba creando entre nosotras promovió que termináramos el año haciendo juntas talleres de Nutrición Consciente y Yoga, que fueron la confirmación de que no solo funcionábamos por separado, sino que juntas se creaba magia.
La nutrición consciente y el yoga hacen el tándem perfecto: el yoga aporta la consciencia corporal necesaria para bajar de la mente al cuerpo, trabajar la aceptación y sentir la emoción. Y la nutrición consciente aporta por un lado, los nutrientes necesarios para que el cuerpo se sienta más ligero y con energía y por otro, una mayor atención en los pensamientos y emociones que tienen que ver con nuestra manera de comer y que tanto influyen en la respuesta de nuestro cuerpo.
Cuerpo y mente conectados, no puede ser de otra manera.
Comenzamos 2020 muy ilusionadas con la propuesta del Curso de Nutrición Consciente y Yoga y los talleres de desayunos conscientes en los que la experiencia vivencial constituía la base de la transformación interior. Si algo tenía claro de mis años de experiencia, es que había que vivir en primera persona los consejos que daba en consulta.
La ilusión quedó parada ante la crisis social y sanitaria que estaba apareciendo en nuestras vidas de forma repentina a consecuencia de la pandemia.
El exceso de información y el pánico social eran los protagonistas de aquellos primeros días y, aunque en un principio tengo que reconocer que el miedo al virus estaba muy presente en mí, pronto me di cuenta que el mensaje que traía la pandemia tenía más profundidad.
Nos estábamos enfrentando a una etapa de pérdidas a todos los niveles (seres queridos, amigos, trabajo, falta de contacto) y eso me hizo ver que me necesitaba a mí misma más que nunca. Por mí, pero también por mis pacientes. Y es que si yo no estaba conectada conmigo, ¿cómo iba a estarlo con mis pacientes? Decidí confiar en que si estaba sucediendo una crisis de tal calibre, tenía un mensaje importante que darnos. Y yo así lo recibí: parando. Y observando. Aceptando que tenía que hacer menos, para SER más. Escuchando mis miedos, reconociendo mis emociones y empleando herramientas de crecimiento interior para cultivar una mayor conciencia y anclarme dentro de mí.
El 4 de mayo nos permitían abrir nuestras consultas, pero algo me decía que tenía que esperar. Sentí que no era el momento de “salir” y trabajar en aquellas condiciones, con máscaras y paneles de metacrilato que nos separaban aún más los unos de los otros, unido al ambiente de miedo que nos rodeaba: esta no era la manera de ayudar a mis pacientes. Preferí esperar. Continué trabajando lo que podía en formato online.
Conversaba horas y horas con Blanca, y sentíamos, en la misma dirección, que teníamos que esperar a que la tormenta se calmara más. Era un alivio tener al lado a alguien que estuviera sintiendo lo mismo que yo. Pasaron los meses y más fuerte sentía dentro de mí que quería abrir presencialmente haciendo equipo.
Según iba sintiendo todo esto, causalmente, la vida me puso en bandeja soltar mi trabajo como investigadora en Madrid, para así poder dedicarme exclusivamente a mi pasión. Mi corazón sentía que quería compartir el liderazgo de un centro de Consciencia y Bienestar, y no me lo pensé dos veces al ver tanta sincronía en lo que estaba pasando.
Y así hice: cogí ese tren que estaba pasando delante de mí y me encontré a Blanca en uno de los vagones.
ananda.má abrió sus puertas para convertirse en un espacio de Yoga y Nutrición. Un lugar donde acompañar a las personas a encontrar un mayor bienestar a través del crecimiento interior y donde sentirse como en casa.
Un espacio de confianza.
Quiero dar las gracias infinitas a cada una de las personas que leáis esta carta.
“Nada ocurre sin haberlo previamente imaginado”